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Acerca del funcionamiento de la memoria

adolescente-estudiando

En esta nueva etapa de tu vida académica vas a encontrar algunos cambios significativos. Los más reseñables son: el incremento de la cantidad de información que habrás de manejar de cara al examen, la mayor complejidad de los contenidos de las asignaturas y la disposición temporal de los exámenes.

Este último elemento cobra una especial relevancia a la hora de realizar tu estudio.

En la Universidad, salvo en algunas asignaturas en las que se realizan pruebas intermedias, los exámenes se concentran en períodos muy concretos del curso.

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El primer cuatrimestre reúne los exámenes entorno a finales de enero-mediados de febrero

El segundo cuatrimestre y los finales lo hace en el mes de junio

Después ya viene septiembre (para una información más detallada consulta la guía de tus asignaturas así como la de tu titulación).

Esto significa que, por ejemplo, en dos semanas de febrero podéis tener todos vuestros exámenes de las asignaturas del primer cuatrimestre: entre 4 y 6 exámenes en 10 días. Igual en junio, pero este último con el agravante de que hay que sumar los finales.

Vamos a ver cómo funciona nuestra memoria

Todos sabemos que tenemos una gran tendencia a olvidar las cosas. Y si hablamos de olvidar lo referido a los exámenes, para qué decir nada.

Esto que todos sabemos, como muchas otras cosas, ha sido más que estudiado y conocemos con bastante exactitud cómo funciona. Es más, los primeros estudios (aun vigentes) sobre este tema datan de hace más de un siglo. Lo sorprendente es que tras todo este tiempo aun no manejemos esa información para usarla a nuestro favor.

Esta más que probado que la mayor parte de lo que memorizamos lo olvidamos después de un corto periodo de tiempo. El psicólogo alemán Ebbinghaus mostró en 1885 (repito, 1885) que se olvida un 75% de lo aprendido tan solo 48 horas después. La curva del olvido representa la pérdida de información que se produce a medida que pasa el tiempo. Observemos este gráfico:

Evidentemente, esta generalidad está modificada por una serie de elementos que modulan la rapidez del olvido: cuando el contenido a memorizar en un principio es desconocido para nosotros, el olvido se produce más rápido que si se trata de un tema conocido; el olvido afecta primero a lo accidental y luego a las ideas básicas,...

Pero no debemos dejar de tener presente que los elementos moduladores no hacen más que afectar en alguna medida al hecho fundamental, y este no es otro que la gran cantidad de información (entre el 40 y el 60%) que olvidamos en muy poco tiempo (al día siguiente de haber estudiado algo por primera vez).

Espero que ahora empecemos a entender porqué es tan significativa la distribución de las pruebas: si a las 24 horas hemos olvidado entre un 40 y un 60% de la información ¿qué no habremos olvidado cuando hayan pasado 3 semanas o dos meses?

Hasta ahora, vuestros exámenes eran completamente asequibles haciendo un estudio intenso días e incluso horas antes. Pero ahora que los exámenes están 4 meses después de iniciadas las clases, que comprenden mucha información, siendo esta más complicada, y además tenemos entre 4 y 6 exámenes en 2 semanas.

¿Qué podéis hacer? ¿Estudiar los días antes del examen? No da tiempo a abarcar toda la materia.

¿Estudiar a diario para que vayamos olvidando la información al ritmo frenético antes descrito? No parece tener mucho sentido.

¿No estudiar? Tampoco parece la solución.

El sentido del material que viene a continuación es el de dar respuesta de manera operativa a esta situación que hemos de tener en cuenta cuando comencemos a estudiar.