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La Hispania del Bajo imperio

El imperio sufrió un gran proceso de cambio a partir del s. III d.C.; un proceso que muchos autores han definido como "La crisis del s.III". Es cierto que el lustre del periodo anterior eclipsó esa época y que, por ejemplo, la fama de los Antoninos (96-192 d.C.) deslumbra en la historiografía tradicional y contrasta con periodos como la anarquía militar (235-285 d.C.) donde la guerra civil se plantea como un continuo. No obstante hay que aclarar que ni el esplendor de los Antoninos fue tan grande, y su búsqueda de victorias militares es solo la constatación de la necesidad de sanear unas cuentas en crisis, ni el bajo imperio fue la catástrofe que otros autores vieron y menos aún tuvo toda la responsabilidad, sino que tuvo que adaptar el sistema a nuevas situaciones. No olvidemos, que siglo III tuvo que hacer frente a nuevos fenómenos sociales, como la necesidad de reconocer la realidad de la expansión del derecho romano, que termino por precipitarse con la Constitutio Antoniniana en el 212 d.C, eliminando la diferencia entre romanos y no romanos y dejando solo la diferencia económica; enfrentó también una crisis monetal donde el pago de tropas y el creciente comercio, en muchos casos unidireccional provocó la necesidad de acuñar más moneda y se aumentó su emisión, aunque eso trajo la devaluación de la misma; por no hablar de la asimilación de un flujo de inmigración constante provocada por el contacto continuado en las fronteras con el mundo bárbaro que buscaba en el imperio nuevas oportunidades, a veces con acciones poco amistosas.