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Cesar y Pompeyo

La guerra civil romana que terminó con la dictadura de Sila no solucionó los problemas y tensiones que generaba la sociedad romana. A la muerte del tirano sus principales colaboradores ejercieron su influencia en el senado (como Craso y Pompeyo), y a su sombra, medraron figuras que aprovecharon el prestigio y poder de estos para ir ascendiendo. César fue uno de ellos. Aprovecho sus campañas en Hispania y en la Galia para crear una fuerte red de clientelas que englobaban a ciudades, pueblos y grupos de veteranos que combatieron a su lado. El creciente poder de César provocó el conflictos entre este y Pompeyo, un conflicto que se dio en la península al tener ambos una tupida red de clientes que apoyaron a un bando y otro. Así tras cruzar el Rubicón en el año 49 a.C. y ver como su rival huía de Roma, decidió controlar la zona occidental y enfrentarse a los hombres que Pompeyo dejara en la península, Afranio y Petreyos derrotó. No obstante en el transcurso de la guerra, los hijos de Pompeyo asaltaron la península, un bastión poco consolidad tomando Ebusus y presentando batalla en el valle del Guadalquivir, con una fuerzas que amenazaba las aspiraciones cesarianas en Hispania. En el año 45 a.C. César se enfrentó a los hijos de Pompeyo en Munda derrotándolos dando por cerrado este capítulo de las guerras civiles en la península, ya que la última, en la que se enfrentaron Octaviano y Marco Antonio frente a los asesinos de César y entre ellos en post de la sucesión, el territorio peninsular no fue solar de operaciones.